
Betta, el pez de combate de Tailandia

Clasificación:
Orden: Percomorfos
Sub Orden: Anabántidos
Familia: Belontiidæ
Género: Betta
Especie: splendens
Autor: Regan, 1909
Nombre Común: Pez luchador de Siam / Betta
Origen: Tailandia
Temperamento: Los machos son muy agresivos y maliciosos con otros
machos de su género, por lo que deben mantenerse de a uno en el
acuario comunitario. Las hembras son -usualmente- pacíficas y varias
pueden mantenerse juntas mientras no haya un macho en el acuario.
Temperatura: 21° a 29°C; Óptimo, 25,5 °C
Tamaño (adulto): Machos de 5 a 7,5 cms. La hembra es algo más
pequeña.
Diferencias sexuales: Los machos son mucho más coloridos
y acompañan el color del cuerpo a las aletas.
Descripción externa y generalidades:
El Betta splendens es un pez alargado de costados aplastados. La aleta
larga es muy larga y la caudal, casi circular. Las aletas abdominales reconcen
una forma de sable; la dorsal, comienza a partir de la mitad posterior
del dorso.
En la naturaleza, el color es generalmente marrón rojizo, con
iridiscencias verdeazuladas y puntos de colores rojo, verde o azul en hileras.
Otro pez luchador de la misma especie es el Betta brederi, de la isla
de Java y de Sumatra. El macho de esta última especie incuba los
huevos en su boca.
El agua para los Betta:
Al ser anabántidos, necesitan poco oxígeno disuelto en el
agua; poco, pero lo necesitan. Están equipados con órganos
accesorios de respiración que les permiten tomar el aire directamente
de la superficie del agua. Ese aire es ingresado por la boca y pasado al
accesorio de respiración conocido como "laberinto".
1. Temperatura:
Como señalamos, lo ideal son 25,5 °C, pero deberá elevarse
unos pocos grados con motivo de la puesta de huevos. Las temperaturas de
20 °C o menores, hacen que se vea afectado el metabolismo de los betta
y se mantengan en un estado de letargo.
2. Química:
Tanto como la temperatura, habrá que atender especialmente a otros
dos factores: la dureza total del agua y su valor pH.
En su ambiente natural (arrozales), el Betta posee un fondo barroso.
El agua tiene un aspecto lóbrego teñido de color ámbar.
Es muy blanda y no excede los 8° dH ni contiene sales disueltas. El
pH es algo ácido, no menor a 6,8.
Alimentación:
Los Betta son carnívoros. Por lo tanto, cualquier derivado vivo
será apreciado por el pez. En su hábitat su principal ingesta
está compuesta por larvas de mosquito. Puede también dárseles
lombrices rojas de jardín pequeñas, tubifex, artemia, etc...
Otra opción es la de darles carne finamente picada. El Betta tiene
dientes, por lo que no tendrá problemas. Aceptan complementar su
menú con alimentos secos.
Tamaño del tanque:
No hay pez alguno que le guste estar "apretado". Si bien el Betta se adapta
fácilmente a pequeños espacios, lucirá más
en un acuario mediano.
Reproducción:
Como otros anabántidos, el Betta es un constructor de nido de burbujas.
Cuando la hembra deja caer los huevos, el macho va tras ellos y los coloca
bajo el nido que previamente construyó.
El acuario de reproducción:
Tendría que ser de un mínimo de 40 litros, previamente esterilizado
con una solución fuertemente salina. Además, inexcusablemente,
deberá estar provisto por una tapa que cubra la totalidad de la
superficie líquida, sin espacios por donde pueda entrar aire en
cantidades.
Plantas para la reproducción:
Son necesarias, más que nada, para proveer a la hembra un lugar
de escondite. A veces, el cortejo no es demasiado "galante" y el macho
puede lastimar a la hembra. Son útiles la Cabomba caroliniana y
las especies de Limnophila. Las pequeñas hojas de estas plantas,
además de proporcionar escondites, son apropiadas para que el macho
pueda construir el nido. Lo mejor, es plantarlas densamente en las dos
esquinas posteriores.
Fondo:
Es preferible un piso desnudo. Así, el macho podrá ver con
facilidad los huevos que se caigan.
Agua:
Como lo dijimos más arriba, el pH deberá ser de 6,8 y la
dureza de hasta 8 dH. Algunos especialistas recomiendan 50% de agua destilada
y 50% de agua corriente.
Filtración y aireación:
Es necesario, pero ni constante ni potente. El agua de origen de estos
peces carece de movimiento fuerte. Lo ideal es airear y/o filtrar de modo
intermitente: dos horas encendido, y cuatro horas apagado.
Temperatura de reproducción:
El grado exacto -parece ser- de 26,5 °C, pero es posible tener éxito
entre 26,5 y 29,5 °C.
Preparación y desarrollo:
Dos semanas antes de la puesta, habrá que seleccionar al macho de
acuerdo a sus característi cas exteriores: tamaño, colores,
actividad, etc... La hembra tendrá su vientre redondeado, lo que
indica la presencia de huevos en su interior.
Entonces, se los coloca en un acuario dividido por un cristal, donde
la altura del auga no sea superior a los doce centímetros. Si la
pareja se acepta, el macho comenzará a fabricar el nido de burbujas.
Si, además, extiende sus aletas, hay que retirar el vidrio divisorio.
El macho, a esta altura, dividirá su atención entre la hembra
y la construcción del nido. Finalmente, abrazará a la hembra
rodeándola para que expulse los huevos que, a medida que vayan saliendo,
irá fecundando. Cada huevo será buscado por el padre y depositado
(con su boca) en la base del nido. Por este trabajo el macho sufre un gran
desgaste y motiva la baja altura del agua. La hembra puede poner varias
decenas de huevos y el procedimiento dura de dos a tres horas; pasado este
momento, la hembra debe ser retirada a un acuario pequeño, para
que se recupere.
Es importante alimentar bien (lo que no significa demasiado) al macho
mientras cuida los huevos del nido. Eso hará que sus tendencias
"caníbales" sean minimizadas.
Los huevos romperán en unas 48 horas desde la puesta, pero los
bebés no dejarán el nido hasta que hayan absorbido la yema
del saco nutricional que los albergó. Esto lleva de tres a cuatro
días. Después, se convertirán en libres nadadores
cerca de la superficie. Si cayeran, el macho se ocupará de llevarlos
hacia arriba.
En ese estado, los pececillos necesitan mucha alimentación de
microorganismos.
A las dos semanas, aproximadamente, los pececitos comenzarán
a desarrollar el órgano de respiración accesorio. Esto les
lleva unos cinco días y es el período más crítico.
Si existen corrientes de aire fría sobre la superficie del agua,
las crías morirán indefectiblemente. De allí la importancia
de la tapa del acuario. Entonces, para evitar pérdidas, el aire
que esté en contacto con el agua debe tener la misma temperatura.
Un promedio común es que menos del 10% de la freza llegue a la madurez
y la mayoría se pierde en esta etapa. Si los jóvenes peces
pudieron superarla, seguramente se desarrollarán sin problemas.
A partir del mes de vida, se puede comenzar -muy lentamente- a subir
el nivel del agua (idéntica a la del acuario en cuanto a calidad)
un centímetro por día, llenando por goteo.
Cuando las crías alcancen tres o cuatro meses de edad, será
tiempo de separar a los machos a acuarios individuales. Pueden ser habitáculos
de unos 4 litros o -mejor todavía- a tanques de 10 litros
La alimentación
de los jóvenes:
Es necesario darles infusorios y/o rotíferos o artemia recién
nacida. Unas pocas gotas diarias de levadura en polvo disuelta en el agua
del acuario, son muy buenos alimentos para continuar la reproducción
-en el acuario- de los infusorios, muy necesarios para el crecimiento de
los peces jóvenes.
Una vez que hayan cumplido dos semanas puede intentarse con carne picada
muy fina o hígado de pollo.